Hace algunos años, concretamente ya en 1998, el Gobierno del Reino Unido, definió la economía creativa como “Aquellas actividades que tienen su origen en la creatividad, la habilidad y el talento individual y que tienen el potencial de crear empleos y riqueza a través de la generación y explotación de la propiedad intelectual”.
Definiciones posteriores han ampliado el concepto , poniendo el acento en el hecho de que es una forma de desarrollo económico que se fundamenta en la generación de nuevas ideas. a través de las intersecciones surgidas entre el campo de la cultura como la hemos entendido durante siglos, la creación asociada al diseño contemporáneo y la tecnología digital.
Esta nueva economía, además de potenciar el desarrollo y el crecimiento de nuestras sociedades, fortalece la inclusión social y la diversidad cultural. Su influencia sobre el sistema económico general es y será cada vez más significativa, debido a que estas actividades son las más resistentes al impacto de la tecnología sobre el mercado de trabajo y al hecho de que sus metodologías de acción, sus procesos de fabricación y los productos finales con una fuerte raíz empática, se hacen necesarias para pensar cualquier modelo nuevo de negocio en cualquier campo de la economía.
La educación también se ve cada día más influida por esta realidad, la necesidad de generar en nuestros niños pensamiento disruptivo que afronte un futuro tecnológico compatible con el crecimiento sostenible desde el punto de vista humano y ambiental, hace necesario desarrollar nuevas capacidades, experimentar nuevos métodos de aprendizaje y formarlos para nuevas profesiones que apenas podemos imaginar.
Estamos entrando en una nueva era donde ciencias, artes, diseño y tecnología son parte de una misma realidad ¿Nos ayudas a pensar el futuro?